Por económica, portable, dulce, rica y fácil de pelar y comer, la mandarina bien puede ser considerada la golosina natural por excelencia de la temporada otoño-invierno. Así la define el periodista Joaquín Hidalgo en la última entrada de su blog, donde no esconde su devoción por la (a veces injustamente menospreciada) prima hermana de la naranja. El post de Bien jugoso comenta las bondades nutricionales del popular cítrico y las características de las distintas variedades que se consiguen por estos días, las cuales —a diferencia de las disponibles de marzo a mayo— suelen pelarse con bastante facilidad y casi no traen semillas.
Además de ser perfecta para disfrutar como snack o colación en cualquier momento del día, la mandarina está adquiriendo un creciente protagonismo en preparaciones más elaboradas y audaces.
De hecho, los chefs de la asociación GAJO (Gastronomía Argentina Joven), que promueven el consumo de productos locales y estacionales, proponen durante todo julio una serie de menús que incluyen a esta fruta en diversos postres, ensaladas y platos de autor, perfumando con el inconfundible aroma mandarinesco las cartas de restaurantes porteños top como Chilá, Paraje Arevalo, Bernata y Oviedo, entre otros.
Por ejemplo, Puratierra sirve un puré de mandarinas con emulsión de papas y marinada de vegetales, como acompañamiento de la carne de liebre —el otro ingrediente autóctono que la entidad eligió para sus propuestas de este mes—, mientras que Aramburu se luce con unos originales ñoquis de mandarina y azafrán.
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