Hasta hace un tiempo, la crítica gastronómica (visitar restaurantes, probarlos, juzgarlos) parecía ser el único ámbito donde podían cruzarse el periodismo y la alimentación. Pero en los últimos tiempos, las investigaciones acerca de qué y cómo comemos han inaugurado un nuevo y prolífico género que atraviesa dimensiones culturales, políticas, ambientales, económicas y hasta antropológicas. Género que tiene como máximo referente a Michael Pollan, cuyo último libro, Cooked, acaba de traducirse al castellano.
Editado por Debate y ya disponible en formato e-book —a la espera de su inminente publicación impresa—, Cocinar: una historia natural de la transformación es un ferviente alegato en defensa de la experiencia culinaria.
“La gastronomía ocupa un lugar cada vez más importante en nuestra cultura, en la que veneramos a los chefs famosos y disfrutamos con los reality shows sobre cocina. A pesar de eso, y aunque tenemos acceso a ingredientes frescos llegados de todos los rincones del mundo, año tras año nos hundimos más y más en las tierras pantanosas de la comida procesada”, protesta el autor.
“Es posible que creamos que no tenemos tiempo ni energías (ni conocimientos) para cocinar a diario, pero no estamos preparados para que esa actividad desaparezca de nuestras vidas”, agrega.
Para conocer más sobre las ideas de Pollan y su obra, no te pierdas esta reciente entrevista donde, entre otras cosas, asegura que cocinar es acaso el rasgo que mejor nos define como especie, y —crítico implacable de la industria— despotrica contra las estrategias comerciales de las corporaciones del sector: “La comida ha sido manipulada de formas muy inteligentes para que sea adictiva y muy difícil de dejar”.