Ya que venimos hablando del drama de los desechos alimentarios, vale la pena compartir esta inspiradora historia que semanas atrás reflejó el New York Times.
Fruta Feia es una cooperativa portuguesa que se encarga de rescatar y distribuir a precios promocionales alimentos en condiciones aptas para su consumo, pero rechazados por los supermercados y hasta por regulaciones oficiales de la Unión Europea, debido a su apariencia imperfecta.
Es sabido que la agricultura tradicional busca obtener frutas y verduras “tentadoras”: de aspecto uniforme, simétrico y brillante. Y que los consumidores, en la góndola, solemos caer en el prejuicio de creer que la mejor mercadería es la más “linda” (cuando en realidad muchas veces sucede lo contrario: manchas, pozos e irregularidades pueden ser indicio de que estamos realmente frente a un producto más sabroso, natural y libre de agroquímicos).
La gente de Fruta Feia cuestiona ese paradigma a través de un emprendimiento basado en la premisa del comercio justo. Y se propone, además, concientizar a la población sobre la importancia de minimizar el desperdicio de comida y adoptar hábitos sustentables de consumo.
El canasto grande, que incluye de 6 a 8 kilos de frutas y verduras (compuesto por entre 7 y 9 variedades), cotiza a 7 euros: bastante menos, por ejemplo, que lo que cobran los principales deliveries orgánicos de Buenos Aires por un combo de dimensiones similares.
Para leer la nota original (en inglés), hacé clic acá. O su versión traducida, en este link.
Estoy interesada en recibir todas sus publicaciones y promociones