El giro consciente y saludable en materia de hábitos alimenticios no pasa solo por lo que comemos. Preferir ingredientes frescos y en lo posible orgánicos es, sin duda, el primer paso, y acaso el más importante. Pero también hay que tener en cuenta cómo los preparamos —con qué métodos y técnicas de cocción— e incluso qué clase de elementos, accesorios y vajilla elegimos.

Si te gusta cocinar y sos de los que consumen muchas frutas y verduras, entonces quizás debas tomar nota de uno de los consejos que suelen dar los chefs más experimentados, sobre todo aquellos que se especializan en platos vegetarianos o crudos: sumar a tu repertorio de utensilios un buen set de cuchillos de cerámica. Puede sonarte a capricho o excentricidad, pero estos cubiertos presentan múltiples ventajas por sobre los de acero. Suelen ser más precisos, livianos, cómodos, ergonómicos, higiénicos y filosos (mantienen su filo hasta diez veces más tiempo que aquellos). Sus hojas están hechas de un material que no absorbe ni impregna de olores y sabores a los alimentos. Pero su cualidad más importante, dicen los que saben, es la de retardar la oxidación de frutas y verduras, a diferencia de los de acero, que la aceleran al desprender iones metálicos.

La contra es que son más frágiles, menos flexibles, se quiebran con mayor facilidad y no sirven para cortar huesos y alimentos congelados o excesivamente duros. Además, cuestan más que los cuchillos comunes (no bajan de los 150 pesos por unidad). Acá podés encontrarlos por Mercado Libre o en el corredor gastronómico de la Avenida Jujuy, en bazares profesionales como este. Existen marcas nacionales y chinas, pero los más reconocidos (y caros) son los Kyocera. Sí, la misma compañía japonesa que vende impresoras es líder mundial en este rubro.

En el siguiente video (en inglés), podes ver cómo se fabrican los mejores cuchillos de cerámica del mercado: