En el mapa gastronómico local, la segunda revolución de las algas está en marcha. La primera fue en los 90 de la mano de la sushimanía, que nos permitió descubrir, entre curiosidad y recelo, esas láminas oscuras que envolvían los rolls y makis con su particular textura y su sabor atípico. Derribado el prejuicio inicial, surgió el siguiente desafío: esquivar el encasillamiento al que aquella aparición rutilante amagó condenarlas. Y en eso estamos, descubriendo que no solo de sushi vive el alga.
Con el impulso de la entusiasta legión de healthy foodies, y en medio del auge de la alimentación saludable y la influencia creciente de la cocina asiática —estos ingredientes forman parte de la dieta de coreanos, japoneses y chinos desde hace siglos—, los “vegetales acuáticos” se multiplican en las cartas de reductos veggie, étnicos y naturistas; y en las góndolas de almacenes orgánicos, dietéticas y mercados naturales. A su favor exhiben una batería de bondades nutricionales que envidiaría la más completa de las verduras.
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El alga de la FOTO en el artículo es WAKAME, pero fresco, el que se consigue acá se ve casi negro y rígido por ser deshidratado, alguien sabrá si en Bs As se cnoseguirá el fresco?