Parece un chiste más de la serie “cuál es el colmo”. Pero la paradoja, esta vez, se basa en una historia real: Ronald McDonald —o para ser exactos, el actor Geoffrey Giuliano, que le puso el cuerpo allá por las décadas del 70 y 80— jamás volvería a probar un Big Mac.
De hecho, tras adoptar una dieta vegetariana, el ex interprete del célebre payaso se convirtió en el arrepentido menos pensado de la industria de la comida rápida. Al punto tal que hoy no sólo excluye las hamburguesas de su menú, sino que además dirige un refugio para animales de granja maltratados y despotrica contra el marketing de las grandes cadenas del rubro.
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